EL TRIUNFO VIENE POR EL
PODER DE DIOS
2 Reyes 6:15-17
“Y se levantó de mañana y salió el que
servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con
gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué
haremos? El le dijo: No tengas miedo,
porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que
abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró;
y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego
alrededor de Eliseo.”
INTRODUCCIÓN
En algún momento, cada uno de nosotros enfrentará lo que
parecen ser pruebas y dificultades gigantescas. Por eso debemos saber cómo
responder a cada amenaza y apropiarnos de la clase de fe victoriosa que va más
allá de lo que podemos, hacia lo que Dios ve.
En tiempos de extrema presión, Dios ensancha nuestra fe y
profundiza nuestra dependencia de Él. Sin una fe fuerte y constante, podemos ceder
rápidamente a la tentación y el temor, en especial si la prueba o dificultad es
intensa o prolongada.
Sea cual sea el Goliat que enfrente, hay una verdad que usted
necesita arraigar en lo más profundo de su corazón: Dios le ama, y cuando usted
deposita en Él su fe, Él le ayudará a triunfar. Tal vez pase por tiempos de
fracaso, porque la vida no sale siempre como uno la planea, pero en últimas,
Dios será glorificado y usted recibirá bendición.
Cada reto representa una oportunidad para que el Señor
muestre su fidelidad y amor. En lugar de ceder a pensamientos de temor y
fracaso, comprométase a confiar en Dios, aunque no sepa qué le deparará el día
de mañana. Practique su fe y adiéstrese para ver más allá de lo que puede,
hacia lo que Dios ve.
¿Cómo puede usted adquirir esa clase de fe?
1. Recuerde las victorias pasadas.
1 Samuel 17:32-37
“Y dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de
ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo. Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra
aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de
guerra desde su juventud. David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las
ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de
la manada, salía yo tras él, y lo hería,
y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la
quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese
león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como
uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente. Añadió David: Jehová, que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de
este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo.”
Las
victorias espirituales se ganan primero en la mente. Si usted sucumbe a
sentimientos de temor y duda, perderá. Si se enfoca en la verdad de la Palabra
de Dios, ganará todas las veces.
2. Rechace todas las palabras de desánimo.
Nadie
en el campo israelita animó a David en su iniciativa de derrotar a Goliat. Lo
que hizo más bien fue afianzar su corazón en el Señor, y en Él encontró el
ánimo que necesitaba.
3. Reconozca la naturaleza verdadera de
la batalla.
1 Samuel 17:47
“Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva
con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos.”
Qué forma tan victoriosa de decir: ¡Dios gana!
4. Responda al reto con una confesión
positiva.
1Samuel 17:26, 37, 45
“Entonces
habló David a los que estaban junto a él, diciendo: ¿Qué harán al hombre que
venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién es este
filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?...
Añadió David: Jehová, que me ha librado de las
garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de
este filisteo. Y dijo Saúl a David: Ve, y Jehová esté contigo….
Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con
espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los
ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado.”
David
declaró con firmeza su creencia, que no podía perder porque Dios estaba con él.
5. Respáldese en el poder de Dios.
1Samuel 17:47
“Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva
con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en
nuestras manos.”
Dios proveyó la victoria, y Él recibió la gloria.
6. Reclame la victoria.
Antes
de poner pie en el campo de batalla, David ya sabía que no iba a perder. Sabía
que su reputación no estaba en juego, sino la de Dios. Sabía que ni su fuerza
ni su astucia ganarían la batalla, sino el poder y la sabiduría de Dios.
CONCLUSIÓN
Usted puede enfrentar cualquier circunstancia con seguridad y
esperanza, pues su fortaleza, sabiduría, energía y poder no es lo que trae la
victoria. El triunfo viene gracias a la intervención de Cristo, y cuando usted
pone su confianza en Él, tiene acceso a una fuerza irresistible que nadie ni
nada puede resistir con éxito.
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